Vaca Campurriana. Vaca
Serrana Joaquín
Sorolla – Boyero castellano. Berrenda
en Negro “galana” Raza
Pinzgauer Raza
Ankole Berrenda
en Rojo Berrendo
en castaño, “sarda” Berrendo
cárdeno Raça
Preta |
Tronco ibérico Mientras que en el
sud-oeste peninsular se produjo esta precoz domesticación de los uros, en el resto
de la península ibérica la presencia de vacunos domésticos fue menos intensa
y más dispersa, por lo que los núcleos de ganaderos neolíticos cruzaron, o no
pudieron evitar que se cruzaran, sus ganados con los uros. Así se desprende
de la memoria titulada “Los uros de la sima Txiripí” (Mario Laurino, 2006),
según la cual, en la sima Txiripí de la sierra de Guibijo (Álava),
aparecieron mezclados huesos de vacuno doméstico, de uro y de mestizos. Es
posible que las vacas fuesen cubiertas espontáneamente por machos de uro
mientras permanecían en los pastos pero también cabe la posibilidad de que
los ganaderos procurasen estos cruzamientos para corregir la perdida de talla
originada por la endogamia. En Polonia se mantuvo
una población de uro por disposición real y se sabe con exactitud que la
última hembra murió en 1627. En nuestra península, donde ha habido vacunos
salvajes (mostrencos) hasta hace poco tiempo, creemos que el uro desapareció
lentamente por dilución genética con la especie domesticada. De esta fusión
entre el Bos taurus y su agriotipo
el Bos primigenius habría surgido
el tronco vacuno ibérico. Este tronco racial
habría habitado toda la península a excepción del área ocupada por el tronco
rojo, con el que estaría íntimamente emparentado por tener orígenes comunes,
y habría servido de sustrato para, mediante la influencia del tronco rojo y
el gris podólico, formar las distintas razas peninsulares. Su aspecto sería
muy similar al del uro, con predominio de las capas castañas con
oscurecimiento centrífugo y orla del hocico blanca o leonada. En este tronco
se distingue una variedad de capa negra, que puede haber surgido tras la
domesticación o haber estado presente en la especie silvestre, adaptada a
vivir en los terrenos silíceos del oeste y centro de la península a la que se
conoce como tronco negro ibérico. Esta variedad negra
está aún muy representada por razas como la Serrana de Teruel, Serrana de
Soria, Avileña, Preta Portuguesa, Morucha, Sayaguesa, Caldelana, Negra
Andaluza, Cárdena Andaluza, Berrenda en Negro y muchas castas de lidia. Sin embargo la variedad
castaña, que antaño debió de ser mayoritaria, hoy solo se encuentra
representada por un puñado de razas dispersas y con muy pocos efectivos. Tronco castaño ibérico. Sería un tronco nativo
de la península ibérica y descendería directamente, junto con el tronco negro
o serrano, de la población silvestre de uro ibérico. Es la estirpe peor
conservada y hay que hacer un esfuerzo para imaginar la relevancia que tuvo
en otras épocas. Algunos autores llaman
tronco castaño a lo que otros denominan agrupación de las morenas del
noroeste pero (bajo el prisma de esta hipótesis) esa denominación le
corresponde a esta casta. En la actualidad
podemos encontrar descendientes de este tronco en los escasos ejemplares de
la raza Pajuna de las sierras de Grazalema y Ronda y en las vacas Castellanas
de Málaga, Almería, Granada y Jaén. Raza Castellana de la Axarquía Albacete,
Cuenca y Guadalajara estuvieron pobladas por ganado castaño que,
probablemente trashumaban en invierno a Andalucía y ese podría ser el porqué de
que llamen castellanas a estas vacas en Andalucía oriental, si bien hay otras
posibles razones que analizaremos cuando tratemos esta raza. En
la página Web http://www.villaescusadepalositos.es se alojan las siguientes
fotografías, realizadas en los años 60 en Villaescusa de Palositos
(Guadalajara) antes de que este pueblo fuera abandonado por todos sus
habitantes. En ellas se ve a un toro, a dos vacas y a un ternero y se aprecia
(a pesar de que las fotografías son en blanco y negro) que pertenecen al tronco
castaño. En
Murcia y Alicante se las conocía como “vacas serranas”. Valencia, Castellón y
Teruel también fueron feudos del tronco castaño y en la franja costera
contribuyó a la creación de la vaca Marinera. En Teruel convivía con un
enclave de Serrana Negra. En
la ribera navarra se mezcló con el ganado Betizu que los pastores
trashumantes pirenaicos bajaban para invernar, dando como resultado una
mezcla que se conoció como casta navarra. Casta Navarra Toda
la cuenca del Ebro habría estado habitada por este tronco autóctono. En
Gerona está representado por la raza Albera. Fueron
las vacas de Álava y las merindades burgalesas (incluida la de la Bureba)
donde se las conocía como Terreñas. Hoy están extinguidas en la parte
burgalesa pero cuentan con Libro Genealógico en el País Vasco. Vaca Terreña, Álava 1989 La Monchina, hermana
mostrenca de la Terreña, era un puro representante del tronco castaño, si
bien hoy en día está bastante afectada por sangre pirenaica. Vaca Monchina, Encartaciones (Vizcaya) En
el norte de Palencia y sur de Cantabria se mezcló con la Tudanca creando la
extinta raza Campurriana. En Santander, en la vega del Deba, también se cruzó
con la Tudanca creando la vaca Lebaniega y dando origen a las tudancas de
capa “guinda”. Es
probable que sirviese de sustrato original sobre el que se generaron las
razas Mantequera Leonesa y Carreña o Asturiana de los Valles. Mantequera Leonesa. Algunas
castas de lidia, como los “toros de la tierra”, de Colmenar Viejo y San
Agustín de Guadalix, la “Casta Jijona”, de Ciudad Real y la mencionada “Casta
Navarra”, en las que abundaban las capas castañas y coloradas, también
procederían de este tronco racial. Por
estos indicios podemos intuir que la zona que antaño ocupaba el tronco
castaño era muy extensa, abarcando terrenos cantábricos, el tercio oriental
peninsular, parte de la sub-meseta sur y buena parte de Andalucía. La
raza Mallorquina también procede de
este tronco racial. Tronco negro ibérico. Tronco Negro Ibérico Al
igual que el tronco castaño, también descendería directamente de la forma
silvestre autóctona, el uro ibérico, en cuya población es posible que ya
existiera una variedad adaptada a los terrenos silíceos y en la que
predominasen las capas más oscuras. La
denominación tronco negro no resulta exacta ya que dentro de este grupo se
adscriben razas de capa negra, gris (cárdena) y blanca y negra (berrenda). En
el origen de este tronco podría haber influido su adaptación a los terrenos
ácidos con clima continental, ya que desde tiempos remotos ha ocupado la zona
central-occidental peninsular, área que coincide con la de los afloramientos
graníticos-silíceos (nunca con los calizos) del interior. Su adaptación al
medio es muy notable pues aunque el pasto de estos terrenos es pobre en
calcio, mineral necesario para la formación de los huesos, entre las razas
pertenecientes a este tronco se encuentran las de esqueleto más desarrollado.
Distribución de los suelos
silíceos en la P.I. Distribución del Tronco Negro en la P.I. Dentro
del tronco negro se destaca la agrupación conocida como “Serranas” que
habitaba la montaña de La Rioja, Soria, Teruel y el Sistema Central. Esta
agrupación ha experimentado una gran movilidad territorial por haber estado
ligada a dos actividades que así lo requerían, como son la trashumancia
ganadera y el transporte de mercancías. Los ganaderos de La Rioja, Soria,
Teruel, Ávila y todo el sistema central practicaban la trashumancia y esa
circunstancia es la causante de que su distribución alcance las zonas meridionales
de Extremadura y el valle de Alcudia. Esta actividad las ha mantenido una
notable capacidad marchadora El viaje anual desde los pastos de invernada a
los de estío y viceversa llegaba a
suponer un recorrido de más de Tradicionalmente,
las vacas serranas han estado ligadas a la explotación forestal de los
pinares del sistema central e ibérico (también se las conoce como vacas
pinariegas) y eran utilizadas para el arrastre y acarreo de los troncos hasta
las serrerías y para el transporte de la madera hasta los puntos de venta.
Esto implicaba, por una parte, la selección de caracteres útiles a esa labor,
como el tamaño y la docilidad, y por otra el mantenimiento de un gran número
de yuntas domadas que, cuando no eran utilizadas en las labores forestales,
se utilizaron para el transporte de todo tipo de mercancías. Su uso como la
más conspicua raza de tiro por la Real
Cabaña de Carreteros también contribuyó a su dispersión. La
Avileña-Negra Ibérica es la raza más numerosa y conocida de este tronco pero,
en su versión actual, es la menos pura de todas ellas ya que ha sido cruzada
sistemáticamente con la raza retinta, que le ha aportado formas más
armónicas, una grupa más redondeada y carnosa, astas más largas y finas y su
clásica brocha blanca en la cola. Vaca Avileña Dentro
de la población más occidental del tronco negro se dan las capas berrendas,
posiblemente por intercambios genéticos con otras razas vecinas, como la
Blanca Cacereña, que pudieron hacer mutar los genes responsables de la
distribución de la melanina, apareciendo animales cuya piel (y capa) es
compuesta de manchas blancas y negras. A este tipo de capa se las conoce como
berrenda en negro. La
forma tamaño y distribución de las manchas puede variar si bien la más común
y genuina es la llamada “listona”, “aparejada” o “galana”. Los ejemplares con
capa galana siempre tienen la cabeza, cuello, espaldas, costados y
extremidades tintadas mientras que la zona blanca les nace de la cruz, corre
por el lomo, las caderas, la cola, las nalgas, los quijotes, el vientre y el
pecho. Este
patrón de coloración se da también en otras razas tan dispares como la
Pinzgauer austriaca y, ocasionalmente, el ganado Ankole de África ecuatorial. El
cruzamiento entre la Blanca Cacereña y la Retinta habría originado la
Berrenda en Rojo, cuyo patrón de coloración es más variado y anárquico.
Suelen tener roja la cabeza y el cuello (capirote) y las cuatro extremidades
(botinera). Los costados pueden ser blancos, con lunares, con manchas grandes
o muy pequeñas agrupadas o dispersas y de contornos netos o difusos. En las
zonas pigmentadas puede presentar mezcla de pelos blancos (salinera) o
dilución del tono alrededor de los ojos (ojo de perdíz) Las
Berrendas en Colorado suelen tener las cornamentas más parecidas a las de la
raza Retinta mientras que las Berrendas en Negro las tienen más similares a
las Serranas. Los
cruzamientos entre ambas variedades de berrendas y de éstas con otras razas
producen capas muy variadas, como “sardas” “berrendo en cárdeno” “berrenda
barrosa”, ensabanado, etc. La
Morucha es oriunda de los Arribes del Duero, al occidente de Salamanca, en su
raya con Portugal y se extiende por las comarcas limítrofes de Zamora,
Valladolid, Cáceres y Ávila. Esta comarca es llana, con una altitud media de
unos Raza Morucha Se
observan distintas capas dentro de esta raza: negra, cárdena (mezcla pelos
blancos y negros), jabonera (blanco amarillenta) y berrenda en negro. La
denominación “Morucha” procede del fruto de la zarzamora; la mora, y hacía
referencia al color típico de la raza, el negro. Sin embargo hoy es más común
la capa cárdena. La
Sayaguesa es la raza propia de la comarca zamorana de El Sayago. Es muy
similar a las serranas pero con un cuerpo más voluminoso y con presencia de
capas castañas. Las sayaguesas antiguas tenían el hábito de mantener la
cabeza muy levantada, rasgo que, junto a su corpulencia, resultaban los más
destacables de esta raza. Probablemente
proceda de la fusión entre la raza Morucha y la raza Alistana. Esta raza no
se ha generado en extensivo sino que es una raza de labrador, criada en corto
número por gran número de agricultores que la usaban en las labores del
campo. La selección ha sido, por tanto muy intensa, en busca de la
corpulencia y docilidad adecuadas para las funciones a la que estaba
destinada. Por esta misma razón es, dentro de este grupo, la raza menos
ambiental, aquella en la que ha actuado con menos intensidad la selección
natural y más la selección humana. Raza Sayaguesa, años 70. A
orillas del Tajo, en los distritos de Portalegre, Santarém, Évora, Setúbal y
Beja se mantiene la raza Preta o Negra Portuguesa, de indudable adscripción
al tronco negro ibérico. Habitan en terrenos aluviales areno-arcillosos
predominantemente ácidos. El clima de esa región es mediterráneo seco. Son
animales bastante corpulentos (700 – 1.000 kg. En los machos y 400 – 600 kg.
En las hembras), de capa predominantemente negra y sin orla en el hocico,
aunque, en ocasiones, aparecen individuos castaños y barcinos. Su
temperamento es dócil. Al
margen de que existieran desde la antigüedad poblaciones de este tronco en
las estribaciones portuguesas del sistema central (Sierra da Estrela), es
indudable que se expansión hacia el Sur y Oeste se vio potenciada por su uso
como fuerza de tiro en las labores agrícolas en el valle del Tajo. Hoy,
perdido su interés agrícola, se cría en extensivo para aprovechar sus
cualidades en la producción cárnica. En
Andalucía se crían las razas Cárdena y Negra Andaluza, pertenecientes al
tronco negro ibérico. Su bajo censo y la dispersión de los núcleos induce a
pensar que se originaron en el siglo XIX con ocasión de las desamortizaciones
y la consecuente roturación de los montes y dehesas. Esta puntual
modificación del uso del suelo, de ganadero a agrícola, habría creado una
urgente demanda de yuntas de labor que, ante la falta de oferta local, se
habría cubierto con animales procedentes de Ávila y Salamanca. Los abulenses habrían constituido la raza Negra
de las Campiñas y los salmantinos la Cárdena Andaluza. En
Orense existe un enclave del tronco negro ibérico en el municipio de Castro
Caldelas y su entorno. Al parecer el origen de este núcleo se remonta al
siglo XIX y se habría creado para
aprovechar sus cualidades como animales de trabajo. Raza Caldelana Volver arriba.
El Tronco Gris
Podólico |
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